Descripción
Pendientes con diamante rústico sin pulir engastado en plata de ley 925 con baño de oro en forma de garra.
Una versión diferente y auténtica de lucir diamantes en su estado más puro.
Asociado al lujo y a la elegancia, el diamante es la sustancia más dura que se encuentra en nuestro planeta Tierra, siendo irrompible. Es por ello que los antiguos griegos lo llamaron «adámas», que significa invencible, indestructible. Tradicionalmente, entre algunas de sus funciones, era usado como antídoto a ciertos venenos.
Sinónimo de riqueza durante miles de años, es una de las piedras más potentes de manifestación y atracción de abundancia. Aplicando la lógica, cuanto más grande sea el diamante, más abundancia genera.
Es por ello que el diamante es un amplificador de la energía. Incrementa la energía de cualquier cosa con la que entra en contacto. Asimismo, es una de las pocas piedras que no necesita cargarse.
Psicológicamente, el diamante está vinculado a la fortaleza; te aporta valentía y te convierte, cual super heroína, en invencible. Puede ayudar a superar un sentimiento de inferioridad, incrementando el nivel de confianza en uno mismo.
El diamante limpia el dolor emocional y mental, reduciendo el miedo, aportando claridad mental y facilitando los nuevos comienzos.
Es una piedra altamente creativa que estimula la imaginación y la inventiva. Es por ello que resulta idónea para personas vinculadas a las áreas creativas tales como la escritura, la moda, la cosmética o la actuación.
A nivel espiritual permite que brille la luz del alma. A nivel más terrenal, utilizado en forma de pendientes, al margen de aportar luz al rostro, te protegerá de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles.